El cabello que vemos cada día comienza su historia en el folículo piloso. Aprender sobre esta estructura te permitirá tomar mejores decisiones para cuidarlo. Aquí te contamos cómo impacta en el crecimiento, la fuerza y el aspecto del pelo.
¿Qué son los folículos pilosos?
Los folículos pilosos son pequeñas «fábricas» bajo tu piel donde crece cada cabello. Están en casi todo el cuerpo, salvo en palmas, plantas de los pies y labios. Desde la superficie de la piel (epidermis) hasta la capa más profunda (dermis), estos diminutos órganos son esenciales para un cabello sano y fuerte.
Anatomía del folículo piloso
Cada parte del folículo piloso cumple un papel clave en la producción del cabello. A continuación, te explicamos su anatomía:
- Bulbo piloso: es la base del folículo piloso, ubicada en la parte más profunda de la dermis. Aquí se encuentran las células matrices, responsables de la producción y el crecimiento del cabello; y la papila dérmica, que aporta nutrientes esenciales para el desarrollo capilar.
- Papila dérmica: es el centro vital del folículo, rico en vasos sanguíneos, que alimenta las células matrices para producir cabello nuevo.
- Células matrices: rodean la papila dérmica, se multiplican, se endurecen con queratina y forman la estructura visible del cabello.
- Vainas radiculares interna y externa: son capas que protegen y dan forma al cabello mientras atraviesa el folículo.
- Glándulas sebáceas: productoras de sebo, un aceite que recubre e hidrata tanto el cuero cabelludo como el tallo del cabello.
- Músculo erector del pelo: es un pequeño músculo que se contrae con frío o emociones, erizando el cabello y causando «piel de gallina».
¿Cuál es la función del folículo piloso?
La principal función del folículo piloso es producir y promover el crecimiento del cabello, pero su papel no termina allí:
- Protección: el cabello protege el cuero cabelludo del sol y el frío, ayudando a mantener la temperatura adecuada. Además, las pestañas y cejas actúan como barreras que bloquean polvo y sudor, mientras que los vellos nasales filtran impurezas del aire que respiramos
- Sensibilidad: los folículos pilosos están rodeados de terminaciones nerviosas que los hacen muy sensibles al tacto. Esto nos permite percibir estímulos mínimos, como el roce de un insecto, alertándonos ante posibles peligros o incomodidades.
- Hidratación y nutrición: las glándulas sebáceas que producen sebo, mantienen lubricado y protegido tanto el cabello como la piel, evitando la resequedad y manteniendo su salud y flexibilidad.
- Estética e identidad: el cabello es una parte importante de la imagen y personalidad, y tiene un rol emocional y social en nuestra vida.
¿Cuál es el ciclo de vida del folículo piloso en el cuero cabelludo?
Cada folículo piloso pasa por un ciclo de vida que está compuesto por tres fases principales y garantizan el crecimiento, descanso y renovación del cabello:
- Fase anágena (crecimiento): es la etapa más activa, donde las células en la base del folículo se multiplican rápidamente, formando el tallo capilar que crece desde la raíz.
- Fase catágena (transición): el crecimiento del cabello se detiene y el folículo comienza a retraerse, separándose de la papila dérmica. Es un período de preparación para el descanso del cabello.
- Fase telógena (reposo): el cabello se mantiene estable, pero sin crecer. Luego cae, dando paso a un nuevo ciclo de producción capilar.
¿Qué puede afectar la salud del folículo piloso?
La salud del folículo piloso depende de múltiples factores, tanto del organismo como del entorno. Algunos de los que más lo afectan son:
- Genética y hormonas: la alopecia androgénica es la causa más común de debilitamiento folicular y caída del cabello. Está relacionada con la genética y la acción de hormonas como la DHT, que hacen que el cabello se afine y caiga en patrones específicos según el sexo.
- Enfermedades autoinmunes: en condiciones como la alopecia areata, el sistema inmunitario ataca los folículos, provocando pérdida de cabello en áreas localizadas. Enfermedades como el lupus en sus formas graves pueden dañar los folículos de forma irreversible.
- Estrés y factores emocionales: el estrés crónico altera el ciclo natural del cabello, causando caída difusa (efluvio telógeno). Además, trastornos como la tricotilomanía generan daño físico al folículo por el hábito compulsivo de arrancarse el cabello.
- Infecciones e inflamaciones: enfermedades como la foliculitis o la dermatitis seborreica inflaman, bloquean o dañan el folículo, afectando el crecimiento capilar.
- Malos hábitos y daño físico: el uso frecuente de herramientas de calor, productos químicos agresivos, tintes, permanentes o peinados muy tirantes puede dañar los folículos progresiva o inmediatamente.
- Edad y alimentación: con el paso de los años, los folículos producen cabellos más finos y menos pigmentados. Una dieta deficiente en hierro, proteínas, vitaminas (como la biotina) y otros nutrientes esenciales debilita los folículos y acelera la caída.
¿Cómo cuidar los folículos pilosos?
Así como cuidamos nuestra piel o alimentación, también es fundamental proteger el cuero cabelludo. Estas recomendaciones ayudan a mantener la salud de los folículos pilosos:
- Lavado correcto: limpia el cuero cabelludo con un champú suave y agua tibia. Asegúrate de enjuagar bien para eliminar cualquier residuo.
- Masajes capilares: realizar masajes suaves en el cuero cabelludo mejora la circulación sanguínea y ayuda a oxigenar los folículos, favoreciendo la nutrición y regeneración del cabello.
- Evita daños por calor o químicos: el uso continuo de secadores, planchas o productos químicos agresivos puede dañar los folículos. Usa siempre protector térmico y limita tratamientos como tintes o alisados agresivos.
- Reduce la tracción: los peinados muy ajustados, como coletas apretadas, debilitan el folículo. Escoge estilos menos tensos y peina con suavidad.
- No duermas con el cabello mojado: la humedad favorece el desarrollo de hongos o bacterias. Sécalo completamente antes de acostarte.
- Nutrición y descanso: una alimentación rica en hierro, proteínas y vitaminas, junto con un buen descanso, ayuda a mantener la salud capilar.
- Protección frente al clima: el sol, el frío, el viento y la contaminación pueden afectar la salud del cuero cabelludo y sus folículos. Usa sombreros livianos o protectores adecuados para evitar daños y no uses gorras o cascos muy ajustados por largos períodos.
- Observa los cambios: si notas enrojecimiento, picazón, ardor, inflamación o pérdida excesiva de cabello, es importante acudir a un profesional.
¿Cómo se relaciona el folículo piloso con la alopecia o caída del cabello?
La alopecia suele tener su origen en un mal funcionamiento del folículo piloso. Cuando el ciclo de crecimiento del folículo se interrumpe, el cabello no crece como debería o se cae antes de tiempo, lo que puede derivar en distintos tipos de alopecia. En Capilea, recomendamos una evaluación temprana para abordar el problema con eficacia.
Por otro lado, no todos los tratamientos regeneran el folículo, pero muchos logran estabilizar su actividad y fortalecer su funcionamiento, ayudando a normalizar el ciclo capilar y a reducir la caída.
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¿Cómo se realiza el diagnóstico de la alopecia areata?
El diagnóstico debe ser realizado por un dermatólogo mediante una evaluación clínica completa que incluye:
- Análisis del cuero cabelludo y otras zonas con vello: el primer paso es examinar las áreas afectadas, buscando parches sin cabello con bordes bien delimitados y la presencia de cabellos en «signo de exclamación».
- Observación de otras partes del cuerpo: también inspecciona zonas como cejas, pestañas, barba o vello corporal, ya que la caída en estas áreas podría indicar una forma más extensa de alopecia areata.
- Evaluación de las uñas: se presta atención a posibles alteraciones en las uñas, como pequeños hoyuelos, estrías o cambios en la superficie. Estos signos pueden acompañar los cuadros más prolongados o severos de la enfermedad.
- Recolección de antecedentes: conocer si existen antecedentes de pérdida de cabello en la familia o si el paciente padece, o ha padecido, otras enfermedades autoinmunes.
- Identificación de posibles desencadenantes: se analiza si el paciente ha atravesado situaciones recientes de alto estrés, infecciones, cambios hormonales, intervenciones médicas o eventos emocionales importantes, que podrían haber actuado como factores detonantes.
- Solicitud de estudios complementarios (si es necesario): realizar estudios adicionales como análisis de sangre para evaluar la función tiroidea o detectar signos de autoinmunidad, y una biopsia del cuero cabelludo para examinar los folículos pilosos bajo el microscopio y confirmar el diagnóstico.
Detectar la alopecia areata de forma temprana puede marcar una gran diferencia en el éxito del tratamiento. En Capilea, trabajamos de manera personalizada, combinando nuestra experiencia médica con tecnología avanzada para analizar el estado del cuero cabelludo y recomendar la mejor estrategia de tratamiento para cada caso.
¿Cómo se trata la alopecia areata?
Los diferentes tratamientos capilares que buscan estimular el crecimiento capilar y mejorar la calidad de vida ante la alopecia areta son:
Minoxidil y Antralina
El minoxidil es un medicamento de uso tópico (solución o espuma), que estimula la circulación en el cuero cabelludo y favorece el crecimiento del cabello. Sin embargo, suele utilizarse como parte de un tratamiento combinado.
La antralina, por su parte, es una crema que se indica en ciertos casos para reactivar la actividad de los folículos y ayudar a que vuelva a crecer el cabello en las zonas afectadas.
Corticoesteroides (corticoides)
Los corticoides son medicamentos que ayudan a calmar la respuesta inmunológica que afecta los folículos pilosos.
En los casos más leves, se aplican directamente sobre las zonas sin cabello o con cremas y lociones específicas. Cuando la caída es más persistente, el médico puede indicar su uso por vía oral, aunque esta opción se reserva para situaciones puntuales, ya que requiere un control riguroso debido a sus posibles efectos secundarios.
Medicamentos sistémicos
En los casos más avanzados, donde la pérdida de cabello es generalizada, pueden indicarse tratamientos que actúan a nivel sistémico. Uno de los fármacos utilizados es el metotrexato, que ayuda a modular la respuesta inmune y reducir la inflamación alrededor de los folículos.
También han surgido opciones más recientes, como los inhibidores de JAK (por ejemplo, baricitinib o ritlecitinib), que han mostrado resultados alentadores en cuadros de alopecia severa. Eso sí, estos tratamientos deben ser indicados por un médico experto.
Inmunoterapia tópica
La inmunoterapia tópica se aplica especialmente en pacientes con formas más severas o resistentes de alopecia. Consiste en provocar una reacción controlada sobre el cuero cabelludo mediante el uso de determinadas sustancias, lo que ayuda a redirigir la acción del sistema inmunológico y proteger los folículos.
El procedimiento se realiza de forma periódica en el consultorio, y puede provocar una leve irritación transitoria que, por lo general, desaparece en poco tiempo.
Tu historia con la alopecia areata no tiene por qué escribirse sola. En Capilea estamos para escucharte, entender tu caso y diseñar un plan que se adapte a ti. Agenda tu consulta y empecemos juntos este camino hacia la recuperación capilar.


